Arqueología Subacuática

La arqueología submarina, que se ha consolidado en el siglo pasado, ha adquirido cada vez más competencias en materia de detección y recuperación, gracias también al uso de tecnologías cada vez más avanzadas.

Generalmente asociada al estudio de los naufragios y de los hallazgos marinos, también se verifican los descubrimientos en lagos, ríos, embalses, zonas sometidas a mareas, inundaciones o que han sufrido terremotos y fenómenos de elevación del agua.

Facilitada por el perfeccionamiento del escafandro, ya a partir de la segunda mitad del 800, y por las técnicas cada vez más sofisticadas de inmersión, la arqueología submarina salió del diletantismo solo en 1960, cuando el arqueólogo estadounidense George Buss se sumergió personalmente en el sitio de buceo del cabo Chelidonia, en Turquía.

Para las intervenciones a gran profundidad, se ha generalizado el uso de televisores de circuito cerrado o de sonares y magnetómetros, capaces de detectar la presencia de metales y detallar la composición geológica del fondo.

En superficie cada excavación submarina requiere una base flotante que puede variar (barco, pontón, bote, balsa) según el tipo de organización elegida y las posibilidades financieras.

Antiquarium arqueológico "Domenico Ryolo" - Sección submarina (V sec. a.C. - siglo XX)

El edificio de los inicios del ‘900, hoy reacondicionado, adyacente al ala histórica del Antiquarium, alberga, en la primera sala desde el oeste, la sección de arqueología submarina, campo de pesca llevado a cabo por la Superintendencia de Messina antes de la creación de la Superintendencia del Mar.

La sección, a través de un dispositivo didáctico-ilustrativo articulado, introduce al visitante en el mundo de la arqueología submarina, del comercio marítimo en la antigüedad y en temas más específicos relacionados con los contextos expuestos, fruto de los descubrimientos realizados en el mar de Milazzo, Siempre lugar de batallas históricas y trágicos naufragios.

Entre los hallazgos también figuran artefactos donados generosamente por particulares, que han querido contribuir al enriquecimiento de la sección.

⁃ Muestra 1

Un barco onerario, navegando hacia Ostia, con su carga de ánforas comerciales, entre el final del II y la primera mitad del III sec. dC, después de una serie de etapas intermedias, desde la región palestina hasta Cilicia, desde Turquía a Creta a Corinto a Messina, Mientras se dirige al norte, interrumpe su viaje: naufragando hacia Punta Mazza, al Noreste de Capo Milazzo, dispersa en las depresiones del fondo tanto la carga como el equipamiento y los equipos de a bordo, que comprendían ánforas de diversa tipología y producciones, destinadas a contener vino, como indica el tratamiento interno «de resina», una lucerna, un espejo en bronce, un bucle y un fondo de jarra, copas de cerámica corintia en relieve, láminas de plomo sin trabajar, una cepa de ancla con núcleo en madera (en exposición exterior).

El pecio de Punta Mazza, señalado en 1991, fue objeto de una primera campaña de excavación, llevada a cabo en 1996 por la Superintendencia de Messina, y de una intervención más limitada realizada en 1997. El naufragio del buque de carga se encuentra en un fondo rocoso y escarpado, que, por desgracia, no ha favorecido la conservación de la carga en su integridad.

⁃ Muestra 2

Desde el litoral frente a la Marina Garibaldi, dentro de la amplia ensenada del puerto, hasta la Cruz de mar, así como desde la Cala dei Liparoti, más al noreste del mismo litoral de Levante, entre Punta Cirucco y Punta Rotolo, Son, respectivamente, lotes de materiales cuya heterogeneidad tipológica y cronológica ha hecho suponer que su relevancia es «vertidos» efectuados por embarcaciones en el fondo o desde tierra firme.

En el primer lote se encuentran principalmente cerámicas de despensa, de mesa, de fuego, que datan del siglo XI al XX, de producción siciliana, sobre todo protomaiolos y vitrificadas, o de producción más propiamente local (Patti), generalmente cacerolas, platos, recipientes para salsas y salsas.

En el segundo lote se encuentran materiales de tipología y cronología más variadas, desde ánforas comerciales que remiten a la época griega tardo-arcaica y hasta más allá de la época romano-imperial, hasta cuencos, tazas, tazas, jarras, ollas y teteras para referenciar a ámbitos de producción más recientes, entre los siglos XIII y XX.

Protegida de los vientos, de Libeccio y de Maestrale, la ensenada tuvo que constituir un refugio seguro sobre todo para quien venía de las Islas Eolias, como indicaría el mismo topónimo. La presencia de un manantial permitía el abastecimiento de agua dulce y una escalera tallada en la roca garantizaba el acceso al promontorio de Capo Milazzo, como se puede ver en un mapa del siglo XVII de Francesco Negro.

Todos los hallazgos encontrados (un total de 266 objetos) atestiguan el uso prolongado de la ensenada como escala marítima y confirman lo relatado por Filippo Geraci, autor de un portolano del siglo XVII, y por una carta del siglo XVIII, conservada en el archivo de Nápoles, que indica la Cala dei Liparoti como lugar idóneo para el anclaje.

⁃ Muestra 3

De una serie de secuestros realizados por la Guardia Costera y de donaciones privadas libres, proviene una serie de ánforas comerciales de cierto interés, atribuibles a producciones griegas (Samo, Creta, Kos), orientales y romanas.

⁃ La corte exterior

El patio exterior del Museo ha sido funcionalizado para la exposición de otras evidencias arqueológicas.

En el muro perimetral norte, cerca del acceso a la sala dedicada a la arqueología submarina, se exponen algunos troncos de ancla y una contramarca, procedentes de la Bahía de Ponente/Ngonia, fruto de secuestros y/o donaciones por parte de particulares, originalmente equipamiento de barcos que, por diversos motivos, habían hecho parada en esta ensenada del litoral y habían perdido el ancla, probablemente por la insidiosidad del fondo, a tramos rocosos.

Cerca del muro de fondo oriental, se ha devuelto a la utilización pública un interesante horno para la producción de cerámica, encontrado en 2011 en vía Cosenz, en una zona originalmente afectada por la necrópolis griega, Como por otra parte confirmado por los entierros en ánforas de transporte puestas en evidencia en la misma área a diferentes altitudes.

Como es sabido, desde el momento de la fundación los colonos griegos tuvieron la necesidad de fabricar vajillas para usos cotidianos. La existencia de una producción local había sido documentada en Mylai por las cerámicas encontradas y los análisis realizados sobre las masas que habían confirmado las hipótesis avanzadas a partir de la evidencia arqueológica.

El descubrimiento de vía Cosenz adquiere, en este sentido, una importancia particular, porque ofrece datos directos para suponer la localización de una parte de la zona destinada, entre el final del siglo IV y el siglo III a.C. a la cerámica antigua.

Para la información aquí y en profundidad: Tigano G., Ollà A., Antiquarium «Domenico Ryolo». Sección de buceo. , Milazzo 2011; Tigano G., Coppolino P., Milazzo. El Antiquarium y otras emergencias arqueológicas en la zona urbana. Breve guía. , Palermo 2017.

Domicilio

Antiquarium "Domenico Ryolo" Via Impallomeni 16, Milazzo (ME)

Información

Lunes de 9.00 a 14.00 horas;
De martes a sábado de 9.00 a 19.00 horas;
Domingos y festivos de 9.00 a 14.00 horas;
Entrada gratuita