Nuestra Señora de los artesanos

Autor: Escultor siciliano desconocido

Datación: Fin sec. XVII – comienzos sec. XVIII

Material: Madera tallada y pintada

Dimensiones: cm 123x74x52

Lugar: Milazzo, iglesia de San Giacomo

Descuidada por las fuentes locales, la agraciada escultura fue colocada en el interior de la iglesia de San Giacomo en tiempos relativamente recientes y en el estado actual de las investigaciones se desconoce su procedencia original. La particular iconografía con la Virgen sosteniendo una escalera de tijera y un martillo, atributos identificativos de la actividad de los carpinteros, está en el origen de la denominación con la que comúnmente se recuerda la estatua. Es conocida la existencia de una antigua Hermandad de los Artesanos que tenía su sede en la iglesia de Santa Caterina d’Alessandria, en el pasado situada en el Borgo y en el siglo XVIII trasladada a vía Umberto, mientras que otra hermandad, constituida por artesanos y dedicada a San José, tenía su sede en la iglesia dedicada al santo.

Sin embargo, estas noticias no disipan la niebla que cubre el origen de la obra. La escultura nunca aparece mencionada, al menos con la definición actual; de hecho no se puede excluir la posibilidad de que la Virgen tuviera una designación diferente en el pasado, No son raros los casos de cambios en los sujetos o en las iconografías aportados a lo largo de las décadas por cambiantes exigencias culturales o devocionales. La Virgen, sentada sobre nubes onduladas, apoya el pie sobre la cabeza de un querubín. La ligera rotación del busto en sentido opuesto a la posición de las piernas moviliza apenas la frontalidad de la estatua; tal disposición, asociada al aplanamiento del modelado en la parte posterior, hace verosímil una colocación originaria dentro de un nicho.

La figura está envuelta en ropas sólidas y poco articuladas, excepto por el borde del manto azul que, pasando sobre el brazo levantado para sostener la escalera, cae sobre el costado izquierdo. La rica decoración de la túnica, apretada bajo el pecho por una trama, ha sido casi totalmente alterada por intervenciones sucesivas; solo se conserva una pequeña porción en la espalda y en la parte trasera de las mangas; lo mismo ocurre con los motivos decorativos dorados del manto azul, que ahora parecen poco legibles en el costado de la estatua, reemplazados por flores dispersas. El adornado a volutas foliáceas doradas sobre fondo rojo retoma estilos difundidos en los tejidos tardíos del siglo XVII; además la ligera inclinación de la cabeza, unida a la sonrisa que distende ligeramente los labios, confiere una serena dulzura a la expresión de la Virgen, en la que se pueden ver ecos de la pintura de Maratta y del tardío barroco clasicista romano y solimenesco.

El conjunto de los caracteres formales que distinguen la obra remite a la amplia producción de esculturas de madera del ámbito napolitano, entre las últimas dos décadas del siglo XVII y principios del siglo XVIII. En particular se observa afinidad con la producción de las tiendas de Gaetano Palatano y Nicola Fumo, que precisamente en los años ochenta y noventa del siglo XVII, cuando se hacen más copiosas las comisiones, presentan notables correspondencias debidas probablemente a «de intercambio o de emulación» que han creado confusiones atributivas. En las vestiduras que envuelven a la Virgen, así como en la definición de los cabellos, el tallado, por muy cuidadoso que sea, parece sintético y sumario si se compara con la refinada sutileza de los ejemplos napolitanos. El modelado fuertemente plástico se mueve apenas en sentido barroco y, apartándose del énfasis y de la exuberancia teatral de los pañuelos de Nicola Fumo, posee una compostura que muestra la propensión a un equilibrio de molde clasicista.

La notable mano de obra de la escultura milazzese revela la mano de un tallador hábil en definir los detalles, como en la naturalidad con la que hace la suave mano que sostiene la escala o el rostro con la barbilla redondeada, que repite caracteres fisionomicos bastante explotados por los maestros napolitanos. Quedan todavía por identificar numerosas personalidades menores que pueblan el variado panorama de la producción escultórica meridional; Un dato que resulta ya adquirido por los estudios recientes es la existencia de una densa circulación de esculturas procedentes de Nápoles, que permitían a los talladores locales actualizarse sobre los modelos partenopeos sin alejarse de sus sedes de origen. El autor de nuestra estatua, muy probablemente siciliano, pertenece a ese gran grupo de escultores aún no claramente identificados y revela que posee una sólida formación técnica derivada de la tradición escultórica local, en particular nebroidea, Actualizado en los prototipos de finales del siglo XVII napolitanos. La hipótesis de una datación de la obra entre las dos últimas décadas del siglo XVII y el comienzo del siglo XVIII, basada en comparaciones estilísticas con las esculturas partenopeas, se ve reforzada por la decoración del vestido que recuerda tejidos difundidos en la segunda mitad del siglo XVII y en uso hasta las primeras décadas del siglo XVIII.

Buda V., Lanuzza S. (a cura di), Tesori di Milazzo. Arte sacra tra Seicento e Settecento., Milazzo 2015