San Esteban

Autor: Filippo Quattrocchi (Gangi 1738 – Palermo post 1812)

Fecha: 1784-1786

Material: Madera tallada

Dimensiones: 175 x 80 cm aprox.

Lugar: Milazzo, catedral de Santo Stefano Protomartire

Como se deduce del Libro de resultado de la iglesia madre de Milazzo, el escultor Filippo Quattrocchi recibió, entre mayo y agosto 1786, un pago de treinta onzas para la estatua de Santo Stefano protomartire y otros treinta para el pedestal inferior, Ambos fueron transportados por mar desde Palermo. Gracias a esta referencia archivistica exacta conocemos las circunstancias en que llegó a Milazzo la estatua de madera dedicada al santo patrón para colocarse en el principal edificio sagrado de la ciudad. Precisamente el papel crucial que debía cumplir tuvo que empujar a los clientes a dirigirse a uno de los más hábiles escultores sicilianos en madera de la segunda mitad del siglo XVIII, famoso por su capacidad de interpretar con refinada delicadeza el espíritu religioso de la época.

El debut artístico de Filippo Quattrocchi había tenido lugar en la ciudad natal de Gangi (Palermo), donde, poco más que veinte años, en 1761-64, había obtenido el prestigioso encargo del grupo de madera que representa a la Virgen del Rosario para la iglesia de Santa Maria della Catena, cuyo diseño fue confiado al mismo tiempo al famoso pintor Vito D’Anna. La colaboración con este último condicionó fuertemente la carrera de Nostro, no solo porque absorbió su elegante vena rococó, sino también porque en tal circunstancia se trasladó definitivamente a Palermo, entrando en contacto con el fervoroso ambiente de la capital, dominado por Ignazio Marabitti, Federico Siracusa y Filippo Pennino. En Palermo el artista tuvo un notable éxito, recibiendo encargos para numerosos centros sicilianos, gracia y una producción, siempre de carácter sagrado, caracterizada por la calidad enfatizada, así como por el cuidadoso equilibrio compositivo y por la pericia técnica extrema.

También la estatua milazzese se alinea con estos estilos y está marcada por un «sentido del movimiento», evidente en el retroceso de un pie respecto al otro y en la flexión del cuerpo, pero también en la fluctuación de las ropas o en la disposición en pliegues ondulados». Un dinamismo que aparece especialmente estudiado para alcanzar el acme durante los ritos procesales – a los cuales la escultura estaba destinada desde el principio – cuando el santo parece avanzar entre la multitud con solemne naturalidad, casi como una presencia tangible y al mismo tiempo incorporal. Tanto más cuanto que el elaborado virtuosismo ejecutivo, la finura del modelado y la suave idealización del rostro infunden en la obra una ligereza que expresa perfectamente la idea de la ascensión espiritual, traspasando a la madera la impalpabilidad aérea de los ejemplos pictóricos contemporáneos.

En el pedestal, la estructura de matriz rococó se superpone a decoraciones decididamente orientadas hacia el neoclasicismo y caracterizadas por un repertorio de jarrones estilizados en los ángulos, festones de laurel y motivos naturalistas en los espejos. La presencia de la obra en el Cabo ejerció una considerable influencia sobre la producción artística local. Fue tomada como modelo para algunas pinturas, muchas de las cuales se atribuyen al pintor barcelonés Giuseppe Russo. La derivación más literal se encuentra en el lienzo, ya en la iglesia de S. Giacomo y ahora en la catedral, que representa el momento de la lapidación, algunas variantes se encuentran, en cambio, en la sacristía de la misma catedral, con el santo colocado en primer plano con símbolos del martirio; finalmente, en el retablo de la Madonna della Catena de la iglesia de la Addolorata al Capo, la figura del protomartire se presenta junto a San Bartolomé y San Lorenzo.

El propio artista realizó una copia de la estatua en la iglesia de S. Maria di Loreto a Petralia Soprana. Entre las otras esculturas seguramente autógrafas se cuentan, por último, la Virgen de la Ayuda para la iglesia Madre de Campobello di Licata (Agrigento), la Asunción de la iglesia de Santa Maria Maggiore en Nicosia (Enna), el Martirio de S. Andrea para la iglesia Madre a Ciminna, los grupos de la Virgen del Rosario realizados tanto para la iglesia de S. Domenico en Polizzi (Palermo), como para la de Sant’Orsola en Gangi, la Anunciación de 1799 para la iglesia Madre de la misma ciudad, que es considerada su obra maestra.

Buda V., Lanuzza S. (a cura di), Tesori di Milazzo. Arte sacra tra Seicento e Settecento., Milazzo 2015